La Prensa 18/08/2022
La forma irregular de cómo el régimen de Daniel Ortega allanó y se tomó las 38 casas de empeños de la empresa Prisa debe ser visto por el resto del sector privado como un motivo de preocupación y alerta, que apunta al inicio de un proceso de confiscación a la que ahora están expuestas las empresas, advirtió ayer analista político, Eliseo Núñez.
Al estar dentro del componente accionario de Prisa un inversionista norteamericano y un mexicano, la confiscación violenta las cláusulas de seguridad jurídica de las inversiones, transacciones que están en los acuerdos comerciales del DR-Cafta y el Tratado de Libre Comercio con México, precisó.
“El que crea en el sector privado de que todo esto es algo puntual, se equivoca. Esto es una muestra que lo que hoy le pasó a Prisa, le puede pasar a cualquier empresa en Nicaragua, porque (las autoridades de Gobierno) están abandonando todas las garantías procesales y simplemente están realizando una confiscación”, alertó Núñez.
Y es que el régimen está aplicando a Prisa, el mismo delito que el Gobierno ha venido utilizando para cerrar a medios de comunicación y organizaciones sin fines de lucro, que es el de lavado de dinero, en operaciones que no cumplen las mínimas garantías procesales jurídicas y que dejan en la indefensión a los propietarios.
Hurtado: No tengo vínculos con el narcotráfico y el Estado
El 15 de agosto, a las 8 de la mañana la dictadura ejecutó un operativo policial relámpago en las 38 casas de empeños de Prisa, así como se tomó la residencia del empresario, que reside en México desde hace dos años y que está tocando las puertas de las autoridades gubernamentales para que le ayuden a recuperar su inversión, que estima en casi cinco millones de dólares, incluida su casa, que sigue en poder de la Policía.
Mario Hurtado, propietario de Prisa, asegura que no hay condiciones para que desde su negocio se esté lavando dinero, primero porque es una empresa establecida desde hace 22 años y con 18 años exportando hacia Estados Unidos, un país con fuertes controles antilavado en su sistema financiero.
“Para lavar dinero, tiene que haber dinero sucio, primero, si no hay dinero sucio ¿para qué lo vas a lavar? El dinero sucio normalmente viene del narcotráfico y de la corrupción estatal, porque todo el dinero que sale de la corrupción estatal es sucio, es robado al pueblo de Nicaragua, que son los dos flujos de dinero sucios más grandes que operan en Nicaragua”, explica Hurtado.
“En ambos casos Prisa no tiene nada que ver, porque no le compra ni le vende nada al Gobierno y al Estado de Nicaragua. Y en segundo lugar, no estamos en el narcotráfico ni nunca hemos estado ni nunca vamos a estar”, aseguró.
Hurtado, que en el pasado trabajó para la primera administración sandinista y empresas vinculadas a funcionarios del orteguismo en la década de los noventa, asegura que cuando nació Prisa hace 22 años, ya había dejado de ser sandinista y desde entonces no tiene vínculos con la política.
El empresario, que dice que se desvinculó del sandinismo en el 1998 por sus críticas contra el orteguismo, en el 2000 fundó Prisa y hace 17 años empezó a exportar oro a Estados Unidos, cumpliendo todos los controles financieros y de origen del dinero que tanto Nicaragua como esa nación exigen para realizar estas operaciones comerciales.
Analista no ve el componente de lavado de dinero
Núñez dice que no mira los componentes para poder acusar de lavado de dinero. “Es una compañía que ha estado por muchos años (en el mercado), y que antes de llevarla a este punto se debió haber hecho todo un proceso, que empieza por la UAF (Unidad de Análisis Financiera) requiriendo toda la documentación adecuada sobre temas específicos y posteriormente ya sea una acusación de la fiscalía o cualquier otro tipo de sanción en caso de que sea una sanción administrativa”, explica.
“Dicho esto, la toma masiva de todas las casas de empeños y de la casa del dueño, lo que te indica es que se practicó fue una confiscación. Ellos no muestran (las autoridades de Gobierno) que haya habido un proceso y los dueños hubieses sido requeridos en responder sobre una cantidad de irregularidades que tienen que darse para que pueda consolidarse el delito de lavado de dinero”, agrega Núñez.
Hurtado afirma que aunque han pasado más de 72 horas desde que se tomaron Prisa, hasta ahora no ha recibido ninguna citatoria de la Policía ni tampoco le han notificado de qué oficialmente le están investigando, aunque su gerente le informó que las interrogaciones giran en torno al lavado de dinero.
“La UAF debió haber requerido a los dueños aclaraciones sobre ciertas transacciones o tuvo que haberse seguido un proceso y no hay ningún proceso reflejado”, enfatizó Núñez.
Sobre las garantías de los 20 mil clientes que estaban en poder de Prisa, que incluyen joyas, electrodomésticos, herramientas, motos y maquinarias livianas de trabajo, Núñez asegura que el Estado deberá responder a esta gente, porque esto ya es un daño a terceros. “Lo que está haciendo ahí el Estado es confiscar y cuando vos confiscás te convertís en sucesor sin disolución de continuidad. Entonces el Estado es el que debe devolver esta continuidad y pagar las deudas que tiene Prisa”, explica el economista.
Núñez coincide en que el hecho de que Prisa tenga compradores en Estados Unidos, es otro elemento para dudar de que haya lavado de dinero. “Estados Unidos tiene un sistema muy depurado para comprobar el origen de los fondos que entran a su sistema bancario”.
Hurtado dice que los ingresos por exportaciones de oro y plata ascienden cada año a unos 400 mil dólares, muy por debajo de los 3.5 millones de dólares que registraban antes de la administración de Daniel Ortega. Dentro de los ingresos de la empresa, estos flujos apenas representan el ocho por ciento y el resto de liquidación de bienes que los clientes no recuperan, los préstamos y venta de joyas.
La ruta de la exportación del metal de Prisa
Pero ¿cómo es el proceso de exportación de Prisa y que reflejarían el control que las autoridades de Nicaragua ya ejercen sobre la empresa?
Los envíos a Estados Unidos se hacen cada cuatro meses. El metal que no es recuperado por los clientes entra en un proceso de corte y se manda por avión en trozos. Una vez que está lista la mercancía, se solicita ante el Centro de Trámites de las Exportaciones una autorización para sacar el producto del país.
“Ahí te piden todos los documentos, la solvencia fiscal, solvencia municipal, todos los documentos, facturas, etcéteras. Una vez que ellos te aprueban te vas a la Aduana de Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino con tu material, ya sea oro o plata, generalmente oro y dos veces al año plata, y ahí te dicen a veces que debes dejar el producto un día antes de salir del país. Ellos lo resguardan o bien lo llevas el mismo día y ellos abren el paquete, lo revisan y lo pesan, revisan los documentos, todo detallado y luego que ellos han revisado los documentos, el oro es pesado, nos ponen un sello de que podemos salir. Tenemos que llevar original y copia de todos los documentos”, explica Hurtado.
Se entrega copia a Aduana de Nicaragua, uno para los que revisan mediante los escàneres y otra copia para la Policía Nacional. Luego de todo el proceso de revisión en el área migratoria y donde está la Policía y verifica la información del paquete, uno aborda y vuela a Estados Unidos.
Antes de salir de Nicaragua se envía todos los documentos a un agente aduanero de Estados Unidos registrado ante las autoridades. Este agente hace todos los trámites con la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., la que debe dar el aval de ingreso del oro, que se lleva y se vende como chatarra.
Código clave
Las autoridades aduaneras de EE. UU. emiten un código, que sin este no se puede meter el producto a ese mercado a través de sus distintos puertos de entrada. “Ese código lo que representa es que la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza revisó quién es Mario Hurtado, quién es Prisa, a quién se lo vamos a vender el oro”, precisa el empresario.
Una vez que este oro llega a EE. UU., las autoridades aduaneras vuelven a revisar el cargamento y lo revisa, lo pesa y verifica que coincida con la información que previamente se envió desde Nicaragua.
De ahí con un camión de seguridad, el oro se transporta a la refinería, que ya tiene todos los documentos de Nicaragua y de Estados Unidos. “Si tú no has mandado todo eso, si toda la documentación no ha sido revisada y aprobada no puedes llegar con ese oro a la refinería, porque no te lo recibe”, explica.
Incluso, en la refinería de EE. UU. se vuelve a pesar, para luego empezar el proceso de fundición del metal. “Nosotros no exportamos joyas de oro o plata, nosotros exportamos lo que en Estados Unidos le llaman chatarra, que es oro o plata cortado en pedacitos, que se obtiene de los clientes que empeñan oro y plata y que no lo pueden sacar. Esa es una parte pequeña, la mayor parte es de gente que tiene oro y plata y que sabe que si la empeña no lo va a poder sacar y entonces mejor llega y nos lo vende”, explica.
Una vez que es fundido el oro se convierte en barra o lingotes, donde lo kilatean y determinan la calidad del metal y sobre eso hacen una transferencia bancaria al importador. “Prisa es exportador, hay una empresa en Estados Unidos que nos compra el oro y la plata y esa empresa es la que le vende a la refinería, entonces una vez que esa refinería le paga al importador norteamericano el oro y plata de Prisa, esa empresa le paga con un cheque al gerente general de Prisa de un banco de primer orden de los Estados Unidos, el más grande”, dice Hurtado.
En seguida el gerente general de Prisa hace el cambio en el banco estadounidense, lo cobra, previa presentación de pasaporte. El banco también exige al importador de EE. UU. toda la documentación de la exportación para estar seguro de dónde viene el producto.
Cuando el banco acepta el cambio del cheque, Hurtado dice que el gerente sale del banco con una agencia de seguridad, que presenta a Aduana de Estados Unidos el dinero, que lo cuenta y que se soporta con la documentación del proceso de exportación.
El ingreso del dinero a Nicaragua
“Como todo lo hemos hecho de manera transparente en estos 18 años que llevando exportando, ya nos conocen perfectamente y el dinero sale sin problema de Estados Unidos. Al llegar a Nicaragua, a la Aduana se le notifica que se trae dinero en efectivo y te llevan a un cuarto de seguridad donde hay un agente de Aduanas y dos o tres policías, que cuentan el dinero, uno por uno, y uno firma un documento de la Aduana y le dan una copia a la Policía y queda registrada la cantidad de dinero, que tú trajiste de Estados Unidos”, precisa.
Una vez fuera del Aeropuerto Augusto C. Sandino, este dinero se transporta en un vehículo de seguridad al sistema financiero nacional para su respectivo depósito, con los soportes requeridos.
Hurtado dice que ese es el esquema que han utilizado por años para las exportaciones de oro y plata de Prisa y nunca habían tenido algún problema. Explica que no utilizan el sistema de transferencia de Estados Unidos a Nicaragua, porque la UAF mantiene fuerte restricción a las casas de empeños en cuanto al acceso a la banca y las transferencias.
“Antes, cuando empezamos y en el tiempo de los liberales, nosotros transferíamos desde Estados Unidos el dinero a Nicaragua. No teníamos que traerlo físicamente, pero con las ideas del Gobierno de Ortega y con la discreción de la UAF, los bancos ya no permiten que hagamos esas operaciones por la vigilancia de la UAF, tenemos que hacer con más trabajo, más costos, más riesgos por las normas que le han impuesto al sistema financiero bancario nicaragüense las entidades estatales”, afirma Hurtado.
El empresario indica que por años se ha negado a venderle su oro a empresas vinculadas al gobierno que compran este metal y que lo pagan en dólares. Hurtado dice que siempre ha preferido hacer sus exportaciones directas.