La Prensa, 4 de enero 2021

A criterio del exembajador de Nicaragua ante la OEA y analista político, Mauricio Díaz, Ortega ha engañado a los organismos y población nicaragüense sobre las acciones a tomar para enfrentar la pandemia.

El régimen de Daniel Ortega no solo se está burlando de las multilaterales que le han aprobado préstamos para combatir la pandemia del Covid-19 al montar  masivos eventos durante el largo fin de semana, sino que también ha incumplido las promesas que asumió con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para acceder a 43 millones de dólares en préstamo, consideraron ayer analistas luego que medios oficialistas divulgaran imágenes de reuniones masivas en balnearios y centros recreativos administrados por el Instituto Nicaragüense de Turismo.

Además en los departamentos promovió carnavales para dar la bienvenida al 2021, mientras el mundo endurece las medidas de restricción para frenar una segunda oleada de contagio, con un virus más fácil de transmitirse, que tiene en vilo a las economías y que ya está en América Latina, donde más de medio millón han perdido la vida.

Cuando el régimen de Ortega logró destrabar un préstamo por 43  millones de dólares con el BID, en el documento se comprometió a una serie de acciones que distan de lo visto en la última semana. Además prometió transparentar la información sobre el Covid-19, algo que hasta ahora no ha ocurrido, principalmente la relacionada con el avance del virus en Nicaragua y que debe divulgar el Ministerio de Salud.

En el documento Respuesta inmediata de salud pública para contener y controlar el coronavirus y mitigar su efecto en la prestación de servicio en Nicaragua, Ortega expuso una serie de objetivos para mejorar la detección y el seguimiento de los casos, apoyar esfuerzos para la interrupción de la cadena de transmisión de la enfermedad y mejorar la capacidad de provisión de servicios.

Durante este fin de semana, el régimen promovió, a través del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), actividades y conciertos en los balnearios de Pochomil, Masachapa, La Boquita, Paso Caballos, Xiloá y centros recreativos, como El Trapiche y Xilonem. Miles de nicaragüenses visitaron estos lugares, olvidando el uso de las mascarillas y la práctica del distanciamiento social, dos de las principales recomendaciones básicas para evitar el contagio del virus.

¿Le puede costar la suspensión del préstamo?

Esta actitud del régimen le puede costar  la suspensión del desembolso que acordó el BID durante los próximos 24 meses, y que está señalado en el documento: «En caso los informes de PCI (Project Concern International) identifiquen incumplimientos o retrasos en los cronogramas de ejecución el OE (Organismo Ejecutor) adoptará las medidas necesarias a fin de solucionar la situación, pudiendo el Banco suspender desembolsos hasta que la situación haya sido superada».

Además del BID, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han aprobado una serie de préstamos para enfrentar la pandemia, pero estos han sido bajo condiciones estrictas. Sin embargo, el régimen mantiene su pasividad sobre el comportamiento del virus, mientras médicos independientes advirtieron que en las últimas semanas han aumentado las atenciones de personas con síntomas de Covid-19, producto de las celebraciones marianas y Navidad, y que esto podría ser el inicio de un nuevo brote de contagios, tomando de ejemplo la situación en el mundo.

Un engaño de Ortega

A criterio del exembajador de Nicaragua ante la OEA y analista político, Mauricio Díaz, Ortega ha engañado a los organismos y población nicaragüense sobre las acciones a tomar para enfrentar la pandemia, puesto que su actitud es contraria a lo expuesto en el acuerdo con el BID.

«Aquí los engañados somos todos: los nicaragüenses, la comunidad internacional, la comunidad política y la comunidad cooperante que tiene años de estar viendo que el régimen de Ortega no cumple lo que promete (…)  A este gobierno es indiferente a los compromisos que está sujeto el Estado de Nicaragua y le dice a la comunidad internacional ‘yo hago lo que yo quiero’», refutó Díaz.

Al respecto, el politólogo e integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco, (UNAB), Félix Maradiaga, refirió que los organismos han aprobado préstamos significativos, que conjuntamente suman centenares de millones de dólares por lo que es necesario exigir que la información sea transparente y que esos fondos sean sometidos a auditoría.

«No nos oponemos a que ingresen recursos que van a ayudar a mitigar las necesidades de la población más vulnerable, pero sí exigimos que esos fondos sean sujetos a estrictas medidas de auditoría y transparencia», expresó Maradiaga.

El analista político recalcó que los organismos que manejarán los recursos deben ser «sumamente responsables y no caer en las presiones y chantajes de la dictadura».

Pero ¿cuáles son los compromisos que Ortega asumió con el BID y que apuntan a un incumplimiento?

Se había comprometido a mejorar la detección y seguimientos de los casos Covid-19. Además de divulgar los boletines epidemiológicos en el portal del Ministerio de Salud (Minsa) cada semana y estos incluirán los casos de coronavirus.

Pero hasta ahora el Gobierno ha demostrado que no tiene la intención de hacerlo debido a que desde mayo de 2020 esta sección está desactualizada. El último boletín corresponde a la semana epidemiológica 21, cuando en total son 52 boletines, dejando a ciegas la situación epidémica del país.

Desde mayo, el Minsa solo ha dado tres reportes escuetos de la situación epidemiológica: el 27 de septiembre, el 15 de noviembre y el 21 de diciembre. Esos reportes reflejaron un alarmante incremento de muertes por neumonía, que para los especialistas en salud son atribuibles al Covid-19.

Entre los puntos importantes que destacan en el documento presentado ante el BID, está la promesa del régimen con un protocolo de información al público sobre Covid-19 que abarca la publicación de datos sobre casos sospechosos, muestras procesadas, casos confirmados, casos nuevos y acumulados, casos recuperados, casos activos, casos descartados, fallecidos, tasa de letalidad, pruebas realizadas, casos en hospitalización y en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Pero hasta la fecha, el único reporte que brinda el Ministerio de Salud (Minsa) es escueto e informa semanalmente sobre el número de nuevos casos recuperados, confirmados y muertes por Covid-19; además del acumulado de personas recuperadas.

«Toda esta información (del Covid-19) debería estar desagregada por sexo, edad, territorio y estar diario informando. Informando dónde están haciendo las pruebas, si le están haciendo las pruebas a los contactos de los casos positivos, si están aislando a los positivos. Hay mucha información que deberían estar dando, como por ejemplo, los hospitalizados por Covid-19 y la ocupación de las camas destinadas a cuidados intensivos, eso es información que los países están dando día a día», dijo al respecto el especialista en Salud Pública y miembro del Comité Científico Multidisciplinario, Carlos Hernández.

Otro incumplimiento

Otro de los puntos dentro de este componente es tener un protocolo de vigilancia y de seguimiento de casos de Covid-19 aprobados e implementados. Si bien el Minsa cuenta con un protocolo (abril 2020), este no se ha cumplido al pie de la letra durante los diez meses de pandemia en el país ni tampoco en las últimas semanas desde la aprobación del préstamo.

Además aunque se desconoce hasta ahora   cuántas pruebas se realizan y son procesadas a diario. Pese a que el régimen declara que en las unidades de salud se realizan las muestras de Covid-19, no todas las personas logran el test, y si las hacen, desconocen los resultados de los mismos.

Interrupción de la cadena de transmisión de la enfermedad

Pero sobre todo el primer compromiso para interrumpir la cadena de contagio del virus era enviar un mensaje de prevención y manejo del Covid-19 a la población. En este punto, el régimen afirma que la estrategia de comunicación se adaptará a zonas urbanas, rurales, indígenas y para zonas de frontera, de acuerdo con las características particulares de cada zona del país (idioma, etnicidad, idiosincrasia).

Sin embargo lejos de una interrupción de la cadena de transmisión del virus, el Gobierno continúa promoviendo eventos masivos que facilitan la propagación del virus. Tampoco el orteguismo no lleva a cabo ni una campaña de orientación y educación que promueva la prevención del virus y, aunque cuenta con protocolo, este tampoco se cumple.

En estos 10 meses de pandemia, el régimen no ha acatado las recomendaciones de la OMS, y tampoco lo ha hecho tras la aprobación del préstamo del BID. Hasta la fecha no ha adoptado medidas para prevenir el ingreso al país de la nueva cepa de Covid-19, que es más contagiosa y que ya está en la región.

A mediados de diciembre, la vicepresidenta designada Rosario Murillo anunció que el Minsa preparaba una serie de recomendaciones para fortalecer la vigilancia de las enfermedades de la temporada, pero ni siquiera mencionó la pandemia. Si bien entre las recomendaciones está el distanciamiento social y uso de mascarillas, el régimen se abstiene de hacer mención de la pandemia del Covid-19 como tal en el país.

Según el Ministerio de Salud (Minsa) hasta el 29 de diciembre el virus SARS-CoV-2 ha dejado en Nicaragua 6,046 casos y 165 muertos. Durante la semana del 22 al 29 de diciembre hubo 55 casos nuevos y una muerte. En contraste con estos números, el Observatorio Ciudadano reportó que en la semana del 17 al 23 de diciembre en Nicaragua se registraron 155 nuevos casos de contagio y 11 nuevas muertes sospechosas por Covid-19, para un acumulado de 11,935 casos sospechosos y  2,862 fallecidos