La Prensa 15/07/2024
El sociólogo Oscar René Vargas manifestó que si alguien cree que Daniel Ortega no quiere negociar, se equivoca. Vargas está seguro de que sí quiere hacerlo, para salir de la crisis a la que él mismo ha llevado al país, pero sabe que eso implica ceder algo a la oposición y hay mucha resistencia en el orteguismo, porque tienen mucho que perder.
Particularmente el sociólogo está seguro que ya está en marcha una negociación debajo de la mesa, pero los opositores se enfrentan a grandes desafíos, incluyendo sus propias debilidades.
El descontento social es inminente
Según Vargas, la contraparte de Ortega debe estar clara que la pareja dictadorial está en una posición muy vulnerable, aunque intente aparentar lo contrario con la sistemática represión vigente en Nicaragua.
Tras seis años de crisis sociopolítica, Ortega sabe que la situación económica es insostenible y necesita estabilizar el país para evitar otra ola de descontento social en el mediano plazo.
“Nicaragua está en una situación económica floja. Cuando vos creces el 2 y medio por ciento, no está creciendo el país, porque la concentración de la riqueza se está produciendo arriba y abajo se está pasando hambre. Eso significa que la gente que tiene un salario formal, que solamente es el 22 por ciento de la población económicamente activa, esa gente, el 50 por ciento de ellos o más, no pueden comprar una canasta básica, es lo que se llama pobreza laboral. Su salario de 15 mil córdobas, que es el salario promedio nacional de acuerdo al Banco Central, no alcanza para comprar la canasta básica que es cerca de 21 mil córdobas, entonces eso se llama pobreza laboral. Y esa pobreza laboral no es solamente los azul y blanco son los orteguistas también, los funcionarios del Estado y por eso es que hay un malestar. Ese malestar es el comienzo de la descomposición social que se está viviendo en Nicaragua. Ortega está claro de eso”, manifestó Vargas.
“El problema fundamental es saber negociar”
Teniendo claro ese panorama socioeconómico, Vargas dijo que el siguiente elemento a tener en cuenta en una negociación es conseguir muy buenos negociadores.
“El problema fundamental es saber negociar, conocer a tu adversario, saber cómo está la situación del país para negociar bien, si vos no conoces esos elementos, no sabés negociar. No es la negociación por la negociación”, dice Vargas.
Otra de las premisas al sentarse a la mesa con Ortega es saber que no es un negociador honesto y tampoco tiene palabra. Está demostrado que puede mentirle a sus interlocutores para ganar tiempo mientras logra lo que quiere.
En el fallido diálogo de abril de 2018 dijo que iba a hacer elecciones, pero fue una mentira y solo ganó tiempo para armar a su gente y matar a los protestantes. Y en el fallido diálogo de febrero de 2019, Ortega cumplió a medias el acuerdo de liberar a los más de 700 opositores presos. Los excarceló bajo una cuestionada Ley de Amnistía, pero todos siguieron bajo amenazas y vigilancia día y noche en sus casas, y después, gradualmente, los volvió a encarcelar, sumando incluso a los interlocutores de esos fallidos dos diálogos.
Está claro que un dictador como Ortega no quiere ceder nada y utilizará todas las artimañas posibles para ganar tiempo, mientras da la apariencia de querer encontrar una solución a la crisis. En mayo de 2018, sus emisarios se cerraron en la treta de un “intento del golpe de Estado” y solo repetían su exigencia de mandar a quitar los tranques, es decir, las barricadas que levantó la ciudadanía por su propia seguridad en cada barrio y comunidad del país, y que de hecho se volvieron símbolo de las protestas.
Por más que los opositores, en la mesa de diálogo, encararon a los orteguistas sobre todas las atrocidades que estaba haciendo la Policía en coordinación con paramilitares en contra de los protestantes, los orteguistas nunca aceptaron responsabilidad alguna, mientras la mayor fortaleza del diálogo fue aplastada en la calle. Más de 300 personas murieron por la represión policial en 2018, según informes de organismos internacionales de defensa de derechos humanos.
“Va a tener que ceder”
Aún con todo este antecedente de artimañas de Ortega, Vargas insiste en que la ventaja que tienen los opositores en esta negociación, son precisamente los hechos que han obligado al dictador a sentarse con ellos. Así que mientras Ortega haga lo suyo, intentando negociar solo lo que él quiere, sus interlocutores deben ser audaces y hábiles usando los elementos que tienen.
“Hay que estar claro que la situación de Ortega está muy difícil y, por lo tanto, va a tener que ceder. En 1988 decían: Se caen las estrellas, se cierra la luna y el sol desaparece si negociamos con la Contra y negociaron con la Contra. ¿Por qué? Porque pueden declarar cualquier cosa, pero la realidad los obliga a negociar”, dijo Vargas.
Las líneas rojas
Algo importante para Vargas es no tocar desde el comienzo las líneas rojas de Ortega. “Si yo fuera parte de los negociadores, yo aceptaría que Ortega se quede hasta el 2026, para no tocar ese punto de primero”.
“Mientras que la línea roja de la oposición es: la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados que ahorita estamos afuera”.
“Vos tenés que saber qué es lo que querés ganar en la negociación, no pedir lo imposible sino pedir lo posible, pero al mismo tiempo, tener las líneas rojas que no podés ceder y eso es parte del arte de negociar; y ahí, yo creo que ese es el problema fundamental de la oposición, que no sabe cómo negociar”, dijo Vargas.
El politólogo José Antonio Peraza manifestó que una prueba de que la oposición no está preparada para sentarse a negociar con la dictadura, es que ni siquiera han podido ponerse de acuerdo entre ellos para crear un frente unido contra Ortega.
Según Peraza, la oposición está enfrascada en coordinar acciones y eso está bien, pero sería mejor que lo hicieran de manera concertada.
“El país necesita una oposición concertada, donde estén los principales grupos y donde tengamos definiciones sencillas, operativas, donde haya gobernabilidad, donde haya posibilidad de tener eficacia en la lucha porque ni eso, no tenemos eficacia, porque cada quien las cosas a su manera y hay unos que más bien atizan el fuego de que no se quieren ver con los otros, porque se consideran superiores y cuando ya entramos en dinámicas y querés subordinar a todos los grupos a lo que vos querés, eso no es un referente para negociar”, dijo Peraza.
Ortega quiere controlar las negociaciones
Al igual que Vargas, el politólogo Peraza también está convencido de que Ortega quiere negociar, pero bajo sus términos y con control de todo.
“Ortega está ahorita borracho de poder, está asustado, entonces él quiere tener bajo control todas las herramientas políticas y represivas para negociar en una posición de fuerza”, expresó Peraza.
Vargas y Peraza también coincidieron en que Humberto Ortega, hermano del dictador, le hizo todas estas advertencias de negociar antes que la situación empeore, pero la reacción de Ortega fue incomunicarlo y tenerlo preso en su casa.
“Echa preso a Humberto Ortega, porque le dijo que tarde o temprano se va a debilitar y entre más larga sea esa negociación más difícil va a ser, porque va estar en condiciones peores”, dijo Peraza.